Los riesgos de un vuelo en avión ambulancia

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Lo más importante en primer lugar: un vuelo ambulancia es una forma muy segura de transportar a un paciente. El moderno equipamiento médico de un avión ambulancia permite una asistencia médica parecida a la de la unidad de cuidados intensivos en un hospital. Además, durante el vuelo por regla hay un médico de vuelo especializado que atiende directamente al paciente y que a su vez es asistido por un técnico en emergencias médicas o un enfermero o enfermera.

doctor llenando un informe médico

De esta manera, incluso muchos pacientes gravemente enfermos pueden ser transportados con la mayor seguridad posible. Y como antes del vuelo ambulancia se examina meticulosamente la aptitud de transporte del paciente, de ningún modo se transportan a los pacientes para los que un avión ambulancia sería obviamente peligroso.

Sin embargo, un vuelo ambulancia está sujeto a ciertos riesgos. Nos gustaría informarle lo mejor posible sobre estos posibles imprevistos.

Documentación médica engañosa

Muchos hospitales están encantados de poderse «deshacer» de un paciente si su tratamiento y su cuidado representan un reto demasiado grande. Así, en casos concretos ocurre que los médicos que tratan al paciente mitigan la información a la hora de rellenar la documentación médica o bien omiten informaciones relevantes. A veces, el personal médico es simplemente receptivo al deseo de los familiares de trasladar al paciente y por eso describe su estado de salud de una manera más positiva de lo que realmente es.

Sin embargo, la documentación médica es la base sobre la que nuestros médicos juzgan la aptitud para volar del paciente. Una documentación médica engañosa puede hacer que se prepare el traslado de un paciente que no es justificable desde el punto de vista médico.

Naturalmente, nuestro equipo de médicos vuelve a examinar personalmente al paciente in situ antes de iniciar el traslado. La mayoría de las veces salta a la vista que el paciente no puede ser trasladado y la operación se suspende. Este supone el mejor caso para el paciente, puesto que en una ocasión así «solo» surgen costes considerables. Pero también puede suceder que la diferencia entre la documentación y la realidad no pueda ser detectado en caso de un examen físico. De ser así, la probabilidad de que se produzcan graves complicaciones durante el vuelo aumenta considerablemente.

Cambios del estado de salud repentino

Aunque la documentación esté completa y sea correcta en cuanto al contenido, esta solo representa una instantánea. Lo ideal es que el vuelo ambulancia se realice el mismo día o al día siguiente, de modo que las informaciones sean aún actuales. No obstante, en este caso también es posible que el estado de salud del paciente se agrave muy de repente y que la documentación médica ya no se corresponda con los hechos.

Monitor de signos vitales

También en este caso suele saltar a la vista el deterioro del estado de salud antes de que el paciente emprenda su vuelo. Pero si el cambio es grave pero no evidente, esto puede causar problemas durante el vuelo.

Falta de cooperación del paciente

El paciente debe decidir él mismo si quiere un traslado en avión ambulancia o no. Si hay una situación de asistencia, la persona responsable toma la decisión por él. En general, nuestros pacientes se alegran mucho de poder ser trasladados, de modo que por esta parte rara vez surgen problemas.

En algún caso concreto, sin embargo, puede ocurrir que un paciente en pleno uso de sus facultades mentales cambie su opinión y que comunique a nuestro personal médico que no quiere ser trasladado a pesar de todo. En este caso respetamos su deseo e interrumpimos la operación.

Con los pacientes cuyos cuidadores toman las decisiones, una actitud positiva hacia el traslado de pacientes es también beneficiosa. Si el paciente no se muestra cooperativo durante el transporte en ambulancia y no se deja ayudar por nuestro equipo, entonces el riesgo de sufrir complicaciones durante el vuelo ambulancia aumenta.

Riesgo residual

Incluso en un vuelo ambulancia perfectamente preparado, en el que todas las partes implicadas van a una en todo momento, existe un mínimo riesgo residual. Un traslado supone siempre un cierto grado de estrés para el paciente. Aunque hacemos todo lo posible para que este estrés sea lo más bajo posible, en algunos casos concretos puede tener repercusiones negativas en el estado de salud del paciente. Gracias a la experiencia de nuestros médicos y al equipamiento médico a bordo, también en la mayoría de estos casos podemos intervenir y volver a estabilizar al paciente. Sin embargo, no podemos descartar las complicaciones al 100 %.

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